Nuestro mundo es el mundo Opinión Basado en interpretaciones y juicios del autor sobre hechos, datos y eventos

Gesto poco coherente

Anunciar una hipotética dimisión, y dejar al país en vilo hasta el lunes, es difícil de entender,en especial en Pedro Sánchez, que ha luchado tanto para mantenerse en el poder 

Pedro Sánchez durante la sesión de control al Gobierno celebrada esta mañana. / David Castro

La noticia de que Pedro Sánchez se toma unos días de reflexión antes de decidir si dimite o continúa como presidente de Gobierno ha conmocionado la vida política. Sorprende aún más porque Sánchez presumía de resiliente y era considerado por sus más íntimos un hombre de acero. Y por los más distantes, o sus enemigos políticos, un 'killer' que liquidaba sin escrúpulos a sus adversarios. Pero es cierto que detrás de los políticos más duros hay una persona humana. Y Sánchez puede estar lastimado por lo que llama «una campaña de acoso y derribo por tierra, mar y aire» que en las elecciones llegó a espetarle «que te vote Txapote» (el terrorista etarra) y que ahora ha atacado la honorabilidad de su esposa Begoña Gómez. Algo parecido le debió de pasar a Adolfo Suárez cuando, criticado a diestro y siniestro –incluso por la mayoría de su propio partido– y posiblemente presionado por militares de aquel momento, dimitió en 1981 «para que la democracia no sea un paréntesis en la historia de España».