Este libro empieza donde termina la gramática. Allí donde deja de existir la posibilidad de comunicación, incluso la propia esencia de lo humano, el habla, la conciencia de uno mismo o, al menos, la idea que los demás tienen de esa singularidad individual. Porque la gramática, las reglas, resulta que nos alejan del vacío, nos permiten imaginar y concretar una vida posible, una existencia, un contrato entre humanos. Lo contrario de la gramática es la disolución. Es lo que sufrió el padre de Cristina Masanés, a raíz de un derrame cerebral, hace unos veinte años. Y ella y su hermano tuvieron que compartir espacio y temores con “palabras que comienzan con una a, que significa no”. Afasia, agramatismo, anartria, alexia y anomia, “la pérdida de los nombres comunes y de los propios”. Anomia comparte grafía con la anomia que se refiere al país sin normativas, donde se desvanece la certeza de unos confines. La broma del diccionario juega con ambos conceptos. No poder nombrar y no disponer de las reglas que nos hacen racionales.
Gárgolas Opinión Basado en interpretaciones y juicios del autor sobre hechos, datos y eventos
Una 'a' que significa 'no'
'Marxarons' habla del drama con la energía del “puente riguroso y robusto” del lenguaje que justamente abandonó al padre y que Masanés reclama como el único escondite posible
Anciano en geriátrico
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