Ya es mala suerte que los dos acontecimientos más esperados del año tuvieran lugar al mismo tiempo. El domingo, mientras en la Catedral de Girona se ordenaba a Octavi Vilà nuevo obispo de la diócesis, yo firmaba mi libro dedicado al Vivales en el bar Cuéllar, que no deja de ser también una catedral, aunque con cerveza en lugar de vino de misa. Los gerundenses tuvieron que elegir entre uno u otro lugar, puesto que el don de la ubicuidad lo posee solamente el Señor, quien, ese sí, estuvo en ambos sitios, instándonos a Vilà y a un servidor a no abandonar el recto camino de la fe, cada cual la suya.
Confusiones Opinión Basado en interpretaciones y juicios del autor sobre hechos, datos y eventos
Entre el Bar Cuéllar y la Catedral
Octavi Vilà y yo intentamos que hombres y mujeres vean la luz, los dos queremos que nuestras ovejas vuelvan al redil
El abad de Poblet, Octavi Vilà, explica el asalto que han sufrido en el archivo Tarradellas /
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