Quién no tiene una historia secreta con la mentira. Es difícil vivir todo el tiempo de espaldas a ella. En su momento, implicó en cierto modo una existencia equivocada, en el sentido que no decir la verdad era un error: esa historia acababa mal. Pero cómo vivir sin extraviarse. Mentías y descendías a lo más bajo. Pero la mentira no se deprimió y muy lentamente levantó cabeza. Creyó en sí misma. Gracias al relativismo, con el tiempo se volvió una diablura, un asunto que se traía entre manos gente marrullera, pero sagaz. Algo era algo. Te llamaban mentiroso y ya no agachabas la mirada. Peor sería que hicieses pis en la piscina. De hecho, también hacías pis. Había algo de atractivo en engañarte a ti mismo y pensar que, con tus mentiras, ibas a contracorriente, como un rebelde. ¿Tan malo era eso? Pasamos, lentamente a otro estadio, en el que la mentira era un acontecimiento convenientemente disfrazado, o camuflado con el entorno en el que se vertía, como un camaleón.
Parece una tontería Opinión Basado en interpretaciones y juicios del autor sobre hechos, datos y eventos
Levantó cabeza
Había algo de atractivo en engañarte a ti mismo y pensar que, con tus mentiras, ibas a contracorriente, como un rebelde
Una persona, en silencio.
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