Limón & Vinagre Opinión Basado en interpretaciones y juicios del autor sobre hechos, datos y eventos

Rodrigo Rato: cada uno en su sitio

Exigente para unos. Déspota insufrible para otros. Su desplome ha sido tan o más rutilante que su éxito pasado. Conserva su soberbia, eso sí. La del hombre que se resiste a dejar de ser intocable

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Tercer día de declaración de Rodrigo Rato / SERGIO PEREZ

 “El respeto se gana”, espetó un soberbio Rodrigo Rato (Madrid, 1949) ante el tribunal, la semana pasada. “Vamos a poner cada uno en su sitio”, remachó, señalando -con dedito incluido- a la Fiscalía. Debió parecerle al señor que su trayectoria era tan digna de mérito que las togas debían rendirse con su sola presencia. Porque ahí estaba él, el hombre que tocó el cielo económico -¿cómo debe ser ese cielo?- frente a un tribunal que contempla conducirle a un infierno carcelario de décadas de condena. Ahora se enfrenta a la que puede ser su caída más dura. Eso sí, la altivez no hay quien que se la quite. Quizá el orgullo le viene de cuna.

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