Salud pública Opinión Basado en interpretaciones y juicios del autor sobre hechos, datos y eventos

¿Por qué se protege a los fumadores?

Un verano más, por culpa de la desidia de los políticos, los fumadores se quedarán los mejores sitios de las terrazas y las playas y arruinarán las comidas y los ratos libres de los que no fuman

Las comunidades se rebelan contra el plan antitabaco aunque Sanidad aceptar no prohibir fumar en los coches

Un fumador en una calle de Barcelona. / FERRAN NADEU

Llega el verano y, con él, se reactiva uno de los conflictos más antiguos y evitables en nuestros espacios al aire libre. El silencioso ejército de fumadores que ocupaba terrazas, porterías, aceras o puertas de edificios durante los duros meses de invierno tendrá que convivir a partir de ahora con una mayoría de ciudadanos que cada vez está menos dispuesta a que el insoportable humo del vecino le arruine su magnífico arroz con vistas. Ha llegado el buen tiempo y, un año más, nada se hará para proteger los derechos de los que no fuman, que serán inevitablemente agredidos (queriendo o sin querer) por unos fumadores convenientemente protegidos por la legislación vigente. La tantas veces prometida nueva ley antitabaco, que debía por fin prohibir el humo en las terrazas y en todos los espacios públicos donde se produzca una colisión de derechos, quedará aparcada hasta nueva orden o, sencillamente, hasta que los políticos de turno tengan suficientes agallas como para enfrentarse a los respectivos gremios de tabaco o restauración.

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