Meterte a hacer algo que no sabes hacer produce una extraña emoción. No meterte, y dejarlo en manos de alguien que sí sepa, quizás también. Pero de vez en cuando el espíritu de aventura, la alegría de la ignorancia, el nihilismo incluso, se manifiestan con suficiente fuerza como para conseguir que te impliques en empresas que no dominas, y que deje de importarte el resultado, que, lo más seguro, excelente no va a ser. Hay un momento, en 'Elogio de las manos', de Jesús Carrasco, en que el narrador confiesa que en la casa ruinosa a la que él y su familia llegaron en 2011, para pasar allí algunas temporadas de descanso, «solía emprender tareas nuevas para las que no estaba preparado. Simplemente me ponía a ello».
Parece una tontería Opinión Basado en interpretaciones y juicios del autor sobre hechos, datos y eventos
Que parezca un desastre
El placer residía en hacerlo con las propias manos, no en dejarlo en las manos expertas de otros
Los servicios más demandados durante los últimos meses han sido las reformas integrales o parciales
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