En 1993, Modest Prats, sacerdote, teólogo, profesor de Historia de la Lengua, “una de las voces más poderosas y contundentes de la cultura catalana”, como dijo Xavier Folch, publicaba una correspondencia que había mantenido (o no) con su colega alsaciano, el cura Jean, de Mulhouse. No está comprobado que las enviara por correo, porque eran la excusa retórica (“he fingido una relación epistolar”) para hablar del país, de valores, de Europa, de Catalunya. Las reunió con el título de 'Cuatro cartas y una postal a la sociedad catalana. Valores y contravalores, perspectivas y tendencias'. He vuelto a ellas ahora que se cumplen 10 años de la muerte de Modest Prats, un 29 de marzo. La gran mayoría de las cosas que dice, de las reflexiones que ofrece, de las dudas que plantea, están vigentes hoy, más de 30 años después. Y lo que hiela el espíritu es que la realidad que describe, con todos los desencantos, con alguna esperanza, se asemeja mucho a la actual.
Gárgolas
Más de treinta años después
Prats divaga sobre inmigración e insolidaridad, sobre el afán destructor del capitalismo, sobre la inquietud que viven los jóvenes, engullidos por un presente que les desconcierta
Modest Prats en la presentación del libro ’Engrunes i retalls’ en Girona, el 21 de abril del 2009. /
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