Gárgolas Opinión Basado en interpretaciones y juicios del autor sobre hechos, datos y eventos

Una esencia líquida

¿Volvemos a reivindicar las calles como nuestras o nos decidimos, más realistas, a pedir que estén bien asfaltadas y que se pueda transitar por ellas sin excesivas sacudidas?

Llegada de Puigdemont al Ayuntamiento de Elna. / AFP

En una rápida encuesta que no tiene ningún valor demoscópico, pero que me sirve para captar el sentimiento de mucha gente, al menos de la gente que propició las ansias del proceso, desde la más noble, genuina y naïf predisposición a la independencia, esa gente que formó parte de la cadena humana, que cada 11 de septiembre seguía las indicaciones de los organizadores en una especie de gincana anual, esa gente que decidió ir a los colegios el 1 de octubre y que vivió con euforia los breves segundos de la declaración y, después, el desconcierto y la rabia de todo en conjunto, en una encuesta así me encuentro antes con una pregunta que con una respuesta. ¿Y qué han hecho los demás? Y otra pregunta: ¿Podemos confiar en ellos? Al contrario, piensan que Puigdemont sí hará cosas y que el solo hecho de que se plante no en Elda, sino, por ejemplo, en Castelló d'Empúries (que también era obispado y también tiene una catedral) será un revulsivo que les hará revivir esa sueño colectivo después convertido en pesadilla.