Descubrí que nunca cambia nada el 9 de septiembre de 2021, cuando pedí una Coca-cola en un bar de la Plaça del Pi. La camarera me dijo el precio (3,5 euros) y yo no dije nada, pero mi cara se alteró lo suficiente para que ella, con una sinceridad adorable, quisiera aclararme una evidencia: “Precio turista, ya sabes”. Rebusqué calderilla en el monedero y ahí rescaté eslóganes escuchados en pandemia: “Saldremos mejores” (eso si podemos salir, porque con estos precios) y “Saldremos juntos” (quizá para sufragar a medias las consumiciones).
Modelo productivo Opinión Basado en interpretaciones y juicios del autor sobre hechos, datos y eventos
Nadie es turista (todos trabajamos para el turismo)
La industria turística es algo así como Ikea (todo el mundo compra, carga, transporta y monta los muebles), con su coartada democratizadora y su ambición global
El turismo se enfrenta a su miedo a morir de éxito por la masificación
6 de cada 10 vecinos considera que Barcelona ha llegado al límite para asumir turismo
Cruceros y turistas en el puerto de Barcelona /
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