Nada justifica la barbarie de unos terroristas disparando contra gente indefensa en un teatro. La misma ética aplica a la discoteca Bataclán en París que a los que ahora estaban en la sala Crocus en las afueras de Moscú esperando el inicio de un concierto. La solidaridad con las familias y las víctimas es incuestionable. Estamos en guerra con su gobierno, sí, pero no es esta la respuesta. Ni siquiera lo sería por los numerosos ataques sobre población civil del ejército ruso en Ucrania. Aunque Putin intente demostrar que esta acción forma parte de la estrategia de esa guerra, hay razones para descartarla. Los servicios secretos del caudillo Putin enfrascados en saber todo sobre la inteligencia ucraniana, andan algo más despistados sobre el resto y este ataque les ha caído por sorpresa. El propio gobierno ucraniano se apresuró a asegurar que no tenían nada que ver en este asunto. Ucrania no ganaría nada de un ataque así. Su batalla está en el frente, intentando ganar metros sobre las fronteras líquidas del Dombás. La sola sospecha de un ataque terrorista echaría por tierra el apoyo y hundiría su legitimidad.
Rusia
Utilizar el terror
Demasiadas cuentas pendientes como para pensar que Rusia esté a salvo de la amenaza terrorista islámica
Los equipos de rescate rusos limpian los escombros y extinguen los incendios en el Ayuntamiento Crocus de Moscú /
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