Cuando el pasado 5 de marzo Luis Argüello se presentó ante la prensa como recién elegido presidente de la Conferencia Episcopal Española (CEE), quiso recalcar que la suya no era la victoria de la facción conservadora de la Iglesia frente a la aperturista que encarna Francisco. «No hay bandos, somos del bando del Evangelio», dijo. Sin embargo, haberlos haylos y no se manifiestan con discreción precisamente. Hace unos días, unos sacerdotes de Toledo, participantes en una tertulia del canal de Youtube de temática católica La sacristía de la Vendée, comentaban entre risas que estaban «rezando mucho por el Papa, para que pueda ir al cielo cuanto antes». El espacio digital ha tenido que suspender de momento sus emisiones debido al gran revuelo causado por tan escandalosa falta de caridad cristiana. Una «retirada estratégica», según su director, para no poner a sus obispos en la tesitura de dar la victoria «a nuestros enemigos», tras pedir disculpas con la boca pequeña al Sumo Pontífice y criticar que «muchos católicos están hartos de no escuchar en la Iglesia más que el catecismo de lo políticamente correcto». El que tenga oídos para oír que oiga. Pero si esto es la paz, qué será una contienda.
Limón & vinagre Opinión Basado en interpretaciones y juicios del autor sobre hechos, datos y eventos
Luis Argüello: cura progre, arzobispo conservador
Desde que ejerció la secretaría general y portavocía de la CEE entre 2018 y 2022 se transformó en uno de esos martillos de herejes con tendencia a proporcionar sentencias retrógradas inolvidables
Luis Argüello, secretario general de la Conferencia Episcopal Española, hoy en Madrid. /
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