La noche del miércoles, después de que Pere Aragonès anunciase el estratégico adelanto electoral, soñé que lavaba platos en una especie de nave de hormigón. Fue acostarme y empezar el fregoteo. Pilas de platos pringosos que lavaba a mano con un estropajo gigante. Cuanto más aceleraba el enjabonado, más loza me traían unos individuos espectrales en carritos metálicos a rebosar. Qué angustia. Los desasosiegos del día se infiltran en la trastienda onírica, pero si bien es cierto que, en lo personal, llevo varias semanas con la sensación de que no llego a todo, de que las servidumbres se me zampan por pies, el panorama político tampoco ayuda. Elecciones otra vez. Venimos de las gallegas (febrero), y ahora se encadenan las vascas (abril), las catalanas (mayo) y las europeas (junio). A una por mes. La campaña infinita. Una matraca incesante.
La espiral de la libreta Opinión Basado en interpretaciones y juicios del autor sobre hechos, datos y eventos
La matraca de la campaña infinita
El Congreso se ha convertido en un sindiós generalizado, en un palenque de gallos de pelea, donde parecen importar un pito las cosas del comer
El presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, interviene durante una sesión de control al Gobierno, en el Congreso de los Diputados, a 28 de febrero de 2024, en Madrid (España) /
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