Limón & vinagre Opinión Basado en interpretaciones y juicios del autor sobre hechos, datos y eventos

Ricky Rubio: viajar a un lugar oscuro

Casi 20 años de carrera, de estremecimientos, de superaciones. Este viernes, volverá a ser el base de los azulgranas en un partido de la Euroleague

Ricky Rubio, durante su presentación como jugador del FC Barcelona / FC Barcelona

Estamos en 2015. Ricky Rubio vive en Minneapolis, cerca del Misisipi. Cuando se desvanece la niebla, puede ver el río desde el apartamento. Juega con los Minnesota Timberwolves. Es el equipo con el que debutó, en 2011, en la NBA. Ahora ha vuelto, después de varios traspasos y contratos que hacen que el baloncesto profesional, en Estados Unidos, se asemeje bastante a una feria de ganado. Ha pasado por Utah (los Jazz) y por Phoenix (los Suns), ha vuelto a Minneapolis y terminará su aventura americana en los Cleveland Cavaliers de Ohio. Pero ahora estamos en el piso de Minneapolis. Espera la llegada de sus padres, que le van a ver de vez en cuando. Él y su padre recuerdan cuando era pequeño y quería jugar al fútbol. Luego, sin embargo, las cosas cambian de repente y, un día, en el pabellón de la Penya, Aito García Reneses le dice que quizá mejor que elija el baloncesto. El entrenador le hará debutar en la ACB una semana antes de cumplir 15 años, en 2005. La madre, Tona Vives, les escucha. Van llenando el silencio de ese piso con anécdotas e instantes de la carrera del chico más joven en debutar en la liga española. En los recuerdos, también hay espacio para otros logros, como el de haber ganado todo lo que se puede ganar en Europa con solo veinte años, o el de haber sido el más joven (¡siempre la precocidad como marca de fábrica!) que ganaba una Euroleague o el más joven en colgarse una medalla olímpica o el más joven en llegar a los 1000 puntos en la ACB. Y también salen las lesiones en los ligamentos cruzados de la rodilla, la de 2012, después de chocar con Kobe Bryant, y la de 2021, que está por llegar, pero que resuena como un aviso de lo bueno y malo, en esta atmósfera aislada del tiempo en Minneapolis, en 2015. Podrían hablar, padre e hijo, del Mundial de 2019, en China. Tampoco ha sucedido esta victoria colectiva y personal, pero está ahí, esperando que sea una realidad en un futuro por dibujar. La ganará España y Ricky será nombrado MVP del torneo. Y tampoco están, todavía, pero flotan en esta conversación cuántica, las 12 temporadas, con 712 partidos, que acabará jugando en la NBA y las 5.248 asistencias, una barbaridad que ninguno de los dos puede ni siquiera imaginar.