En el Born Opinión Basado en interpretaciones y juicios del autor sobre hechos, datos y eventos

Oficina para afectos al Régimen

Todo el local no es más que una inmensa máquina tragaperras, puesto que, descartado que por ahí se deje caer alguno de los prófugos de la justicia que se anuncian en el rótulo, imagino que la única utilidad del establecimiento es ejercer de oficina recaudadora

Carles Puigdemont. / / EUROPA PRESS - ARCHIVO

Estuve en Barcelona hace unos días, y en el barrio del Born me di de bruces con una cosa llamada, según su gigantesco rótulo exterior, 'Oficina Europarlamentaria. Puigdemont. Comín. Ponsatí'. Son unos bajos amplios, modernos y con luz natural situados en una esquina, se diría que bastante cara, que en esos temas no hay que reparar en gastos. Gracias a sus grandes cristaleras, pude observar que en su interior no hay ni billares ni futbolines, como esperaría uno de cualquier tugurio en el que se reúnan maleantes. Máquinas tragaperras sí las había, de hecho, todo el local no es más que una inmensa máquina tragaperras, puesto que, descartado que por ahí se deje caer alguno de los prófugos de la justicia que se anuncian en el rótulo, imagino que la única utilidad del establecimiento es ejercer de oficina recaudadora. No va a ir nadie ahí a contarle a un funcionario sus cuitas con la Unión Europea, para eso ya tenemos Internet. Si uno abre una oficina europarlamentaria sin europarlamentarios, es para que los afectos al régimen sepan dónde ir a depositar sus dádivas. No ha de ser casual que la oficina esté cerca de la antigua estación de Francia, lugar donde era tradición estafar a los pueblerinos que llegaban en tren a Barcelona. Con un poco de suerte, pensarían nuestros eurodiputados, aquí también picará algún paleto venido de comarcas. No fue mi caso, aclaro.