El desliz Opinión Basado en interpretaciones y juicios del autor sobre hechos, datos y eventos

El segundo chupinazo de Unzué

Enfermos de ELA se acercaron hasta el Congreso para pedir que se acelere una ley para ampararles que el Gobierno progresista mantiene empantanada, pero se encontraron poco acompañados

Unzué saca los colores a los políticos por el ELA: "¿Cuántos hay en la sala? Creo que he contado cinco"

Los dos infiernos de la ELA

Unzué da un repaso brutal a los políticos al ver solo a cinco diputados en la comisión sobre ELA / Pi Studio/ Eloy Muñoz Reyes

Bienaventurado el que tiene una oportunidad y la aprovecha. Lo sabe Juan Carlos Unzué, que a lo largo de su vida deportiva como portero se las habrá visto muchas veces delante del oponente que lanza el penalti pensando en su momento de gloria. Es un instante y ha pasado, para bien o para mal. El futbolista navarro, exguardameta de equipos como Osasuna, Barça y Sevilla, entrenador y comentarista, viajó el martes a Madrid para participar en el Congreso de los Diputados en una jornada informativa sobre lo que supone sufrir la enfermedad que él tiene desde 2019, la esclerosis lateral amiotrófica (ELA), sobre su impacto en una persona y su familia. Junto a una decena de compañeros se desplazó hasta la capital, cabe imaginarse el esfuerzo de intendencia, con el propósito de aleccionar a quienes han de participar en la redacción de una ley que les ayude y facilite la vida. No iban en tractor, sino en silla de ruedas. Y se encontraron con un auditorio penosamente escaso. Lejos de amilanarse, Unzué afeó a los representantes de la soberanía popular («¿cuántos han venido? ¿cinco?») semejante falta de empatía por los problemas reales de personas que merecen atención inmediata y urgente, porque su dolencia les deja imposibilitados con rapidez. Cogió el foco y lo dirigió contra el patio de butacas, multiplicando su propia visibilidad. Merece la pena escuchar íntegro el tirón de orejas que propinó a la casta política, su parlamento se ha hecho viral y el rapapolvo ha tenido un eco inmenso. Resonó casi tanto como el chupinazo que lanzó desde el balcón del ayuntamiento de Pamplona el 6 de julio de 2020, para orgullo de sus paisanos, y que dedicó a los sanitarios y a los enfermos de ELA. Decenas de miles de personas le prestaron atención entonces, igual que estos días.