En una dinámica política tan polarizada, las campañas electorales son decisivas. Las elecciones en Galicia tenían que ser a priori un paseo triunfal para el PP, ratificando la presidencia de Alfonso Rueda al frente de Xunta y dando a Feijóo un espaldarazo como líder de los conservadores en el arranque de la legislatura española. Y, sin embargo, hay muchas posibilidades de que el titular de esa noche sea, “Hola, Pontón; adiós, Feijóo”. La candidata del BNG ha brillado con un imagen amable, blanca, centrada en la gestión del autogobierno, orillando las reivindicaciones soberanistas. Ha jugado hábilmente al dúo con el PSG-PSOE para sumar mayoría, y su crecimiento puede ser enorme, concentrando el voto útil de la izquierda, sobre todo entre las franjas más jóvenes, y arrebatando también apoyos galleguistas que iban al PP. Tanto Rueda como Besteiro, el candidato socialista, están muy por debajo del carisma de Pontón. El resultado para los populares puede ser catastrófico. No solo perderían la Xunta, sino que Feijóo se juega su futuro al frente del PP. Le moverán la silla, y lo tendría muy difícil para llegar a las europeas de junio.