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El campo arde y con razón

Tractores en la Diagonal de Barcelona / JORDI OTIX

El campo arde en su 15M particular -tan certeramente acuñado por nuestro director Albert Sáez-, un movimiento de protesta que viene de lejos. Lo sabemos bien quienes desde la niñez y por razones geográficas y familiares mantenemos vínculos fuertes y de por vida con el mundo agrícola. Duele que los políticos lo hayan puesto ahora en el centro de la agenda, con fines partidistas, porque las elecciones europeas se asoman ya por el espejo retrovisor. También indigna el maniqueísmo y el reduccionismo con el que se trata al campo, ese malo de la película, de pensamiento único, que solo vive de subvenciones.