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Michelle O'Neill: Una rubia abuela católica manda en Stormont

La dirigente del Sinn Féin Michell ONeill, en una rueda de prensa en Stormont esta semana. / PETER MORRISON / AP

Hay una ocurrencia que se explica en Irlanda del Norte para entender el significado del Ejecutivo Autónomo, nacido de los pactos históricos de aquel histórico Viernes Santo de 1998, cuando se firmaron los acuerdos que permitían empezar a dibujar un punto y final en el conflicto entre católicos y protestantes, más de 30 años de luchas, atentados y represión, vileza y suciedad moral, con más de 3500 muertos. Dicen que el 'First Minister' (que podríamos traducir como Ministro Principal) no puede enviar ni una triste carta si no la firma conjuntamente con el 'Deputy First Minister' (el 'ViceMinistre Principal'). Es decir, el gobierno del Ulster (el de los seis condados que forman parte de Gran Bretaña) es, sobre todo, un organismo prácticamente paritario que responde más a las necesidades de equilibrio histórico que a las circunstancias electorales del momento. Sin embargo, la figura del 'First Minister' arrastra una cierta carga simbólica que no se puede despreciar. Hasta ahora, todos los líderes del Ejecutivo habían sido unionistas. Por primera vez, la semana pasada, el parlamento de Stormont nombró a una mujer republicana, católica, por supuesto, y vicepresidenta del Sinn Féin, como 'First Minister'. Un nombramiento solo simbólico, si se quiere ver así, es decir, sin la carga política que tendría en otros lugares, pero justamente y sobre todo simbólico, es decir, que ejemplifica un cambio radical en el panorama reciente de Irlanda del Norte. Como dijo la presidenta del Sinn Féin, Mary Lou McDonald, “en términos históricos, ahora tenemos la unificación de Irlanda al alcance de la mano, muy cerca”. Quizá no sea tan evidente, porque, entre otras cosas, una parte destacada de los irlandeses no ven clara la incorporación del norte de Irlanda a la república (más que nada por cuestiones económicas) y solo un 30% de los norirlandeses dirían que sí en un referéndum que, por otra parte, un 59% de la población estaría dispuesto a promover. En cualquier caso, que un miembro del Sinn Féin “mande” en Stormont es un acontecimiento singular, inaudito.