Cada generación se construye en parte por oposición a las anteriores. Cíclicamente, pues, se descubre la sopa de ajo y los pantalones de pata de elefante y se repite esa irritante manía del espejo de devolver la imagen de nuestros padres al reflejarnos. A la generación X le ha llegado el turno de lidiar con la educación de adolescentes, y descubre fenómenos tan novedosos como que los jóvenes se rebelan contra la autoridad, que la noche confunde, que el síndrome de Peter Pan es un autoengaño y que la chavalería, desagradecida y olvidadiza, no reconoce el 'buenrollismo' paterno construido durante la infancia. Experimentar la adolescencia desde el otro lado se vive con asombro y el convencimiento de que nadie afrontó nunca antes un reto tan descomunal. Los abuelos, como les toca, se limitan a alzar las cejas.
Décima avenida Opinión Basado en interpretaciones y juicios del autor sobre hechos, datos y eventos
Prohibición de los móviles: deberes para los padres
Tras regular las pantallas en el aula, los progenitores deben asumir su responsabilidad y no externalizarla
Varios niños consultan sus teléfonos móviles. /
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