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¿Todo menos el ridículo?

Sánchez pierde kilos de credibilidad cuando hace una ley de amnistía para lograr el apoyo de Puigdemont y luego la ley es tumbada por orden directa de Waterloo

Pedro Sánchez y María Jesús Montero durante la sesión plenaria extraordinaria en el Congreso de los Diputados. / JOSÉ LUIS ROCA

La tarde del martes me encontré a un antiguo conseller de Tarradellas. De izquierdas. Estaba molesto por la derrota parlamentaria de la ley de amnistía por 179 votos a 171 porque Puigdemont había unido sus votos al PP y Vox. Pero me dijo que Sánchez era el mejor presidente desde Adolfo Suárez. Está iniciando una segunda transición y la democracia no puede ser condicionada por una judicatura reaccionaria.