'Murder on the dance floor', el himno pop de la cantante y compositora Sophie Ellis-Bextor, se ha viralizado en redes sociales más de dos décadas después de su lanzamiento. Y no, no es que los algoritmos hayan hecho de las suyas o que alguna versión de la canción se haya colado en tendencias de audio. La responsable del revival ha sido 'Saltburn' (Emerald Fenell), una película de Prime Video estrenada durante las vacaciones de Navidad. La historia recuerda a 'El talento de Mr. Ripley', pero con menos elegancia y más humor negro, exceso y depravación. Mientras en la novela de Patricia Highsmith y en la película de Anthony Minghella las cosas se insinúan, en 'Saltburn' la cineasta lleva a cabo un ejercicio de completo exhibicionismo. Es una película sin término medio. O te fascina o te horroriza. En mi caso ha sido lo primero. En cualquier caso, más allá del debate en torno a la calidad artística de la cinta, hay que reconocerle el mérito de haber conseguido seducir a una de las audiencias más difíciles de cortejar hoy en día: la generación Zeta.
Audiovisual Opinión Basado en interpretaciones y juicios del autor sobre hechos, datos y eventos
'Saltburn' y los 'snacks' para TikTok, por Elena Neira
“Saltburn”: ¿Por qué nos fascina tanto la vida de los ricos?
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