Normalmente, si te entregaban un premio, se daban a cambio las gracias y se le dedicaba la estatuilla a la familia y al jefe, que estaba entre el público. También se dedicaban los libros publicados con una frase de una línea situada en la primera página, entre grandes descampados en blanco. Esto suponía un gran ahorro de tinta para el impresor y de tiempo para el lector: "A mi madre, por sostenerme". Una cosa así, familiar y compacta. Pero la cosa de la gratitud impresa se ha ido, precisamente, de madre.
La hoguera Opinión Basado en interpretaciones y juicios del autor sobre hechos, datos y eventos
¡Desgraciados agradecimientos!
Pronto tendremos que dedicar y agradecer a familia y allegados, sollozando, hasta la declaración de la renta, y descubriremos que el manual de instrucciones de la lavadora viene dedicado en varios idiomas a la madre del fabricante
Estanterías llenas en la Casa del Libro, en una foto de archivo /
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