Limón & vinagre Opinión Basado en interpretaciones y juicios del autor sobre hechos, datos y eventos

Xavi Hernández: estrábico con visión panorámica

Da igual que el equipo gane o pierda, que juegue bien o que juegue mal, que se encadenen títulos o que los jugadores no huelan otras copas que las de los locales más pijos de Barcelona: es deber de los socios y aficionados culés darle caña al entrenador

Xavi durante el duelo entre Las Palmas y Barça en el Estadio Gran Canaria. / Afp

No hay en el mundo del deporte trabajo más desagradecido que ser entrenador del Barça (salvo ser entrenador de fútbol femenino, donde un tono de voz un decibelio más elevado de lo tolerable por oídos tan sensibles como los de las jugadoras, le puede costar a uno el puesto), eso ya lo sabía Xavi cuando aceptó cambiar Qatar por Barcelona. En Qatar vivía la mar de bien, tanto que no dudó en asegurar que, aunque no hay ahí una democracia, el sistema funciona mejor que en España. No especificó a qué sistema se refería, tal vez el sistema de juego de su equipo, quizás el sistema eléctrico de su casa, quién sabe si el sistema intestinal, y en Qatar el hombre iba de cuerpo como nunca había ido en Barcelona. Sea como fuere, su frase fue convenientemente criticada, sin que ello obstara para que un par de años después se celebrara ahí el Mundial de Fútbol, con jugadores, directivos y aficionados de todo el mundo desplazados hasta aquel país, y el único sistema que les preocupaba que funcionara correctamente era el del aire acondicionado. Los millones que se quedaron en casa, por su parte, se conformaban con que el sistema que respondiera fuera el de comunicaciones que les permitiría seguir los partidos por televisión. Cosas del sistema.