Pegarle a un muñeco de Sánchez es delito de odio, nos dicen. Las Fallas de Valencia deben ser entonces un festival de lo chungo a un paso de la quema de herejes. Y las muñecas hinchables, violación, ¿es que alguien les pregunta? Y el rey Baltasar con la cara tiznada, racismo, claro. Y una canción, violencia simbólica. Y un chiste, agresión. Y así con todo: lo irreal, lo ficticio, como cosa grave y necesitada de acción judicial. Y mientras tanto, lo fáctico como intrascendencia: a los líderes del 'procés' no hay que juzgarlos. Y la palabra dada como vapor: el presidente no miente.
La hoguera Opinión Basado en interpretaciones y juicios del autor sobre hechos, datos y eventos
La guerra de los muñecos
Acte de la ultradreta davant Ferraz, l’1 de gener, amb el ninot de Pedro Sánchez. | DIEGO RADAMÉS / EUROPA PRESS /
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