No es fácil ser independentista catalán. No lo es si el objetivo final es, realmente, conseguir la independencia. Al devenir de un mundo cada vez más interconectado, se le añade la dificultad del entorno: España es un país de la Unión Europea que ocupa puestos destacados en los rankings que miden el nivel democrático. Descartado, por obvio, el camino de las armas solo queda la vía del pacto. Y este, a medio plazo, se antoja prácticamente imposible. Pero las dificultades no deslegitiman las aspiraciones. Eso sí, la inteligencia política y la ética en la actuación dictaminan la posibilidad de avanzar en la consecución del anhelo. También miden la veracidad de la ambición.
Error del sistema Opinión Basado en interpretaciones y juicios del autor sobre hechos, datos y eventos
La independencia y la decadencia
Dos graves problemas marcan la actualidad catalana: el bajo nivel educativo y la sequía. Ambas cuestiones nos obligan a mirar al pasado. A esa larga década durante la que se desatendió la educación y se frenaron las inversiones hídricas.
Quim Torra y Artur Mas /
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