No hace tanto tiempo las estanterías de las casas estaban atestadas de colecciones de películas en soporte físico. Para algunos eran la huella tangible de aquello que les había gustado. Para otros, el resultado de compras por impulso tras topar con alguna oferta en la FNAC o los vestigios de algún amigo invisible. Hoy las colecciones físicas están en peligro de extinción. Hay quien se resiste a desprenderse de aquellas películas especiales en sus vidas, aunque no hagan otra cosa que coger polvo en las baldas, pero, en general, los nuevos estilos de vida están ganando la batalla. El 'streaming' ha hecho mucho más que cambiar la manera en la que vemos contenido. También ha cambiado la forma en que lo atesoramos. La comodidad de que toda la oferta esté al alcance de un clic ha convertido el acto de levantarse, buscar una carátula y meter el disco en el reproductor en algo cada vez más infrecuente. Ya no hace falta tener. Tan solo buscar.
DVD y BLU-RAY Opinión Basado en interpretaciones y juicios del autor sobre hechos, datos y eventos
La pésima alternativa al coleccionismo físico
Cuando una película, por mítica que sea, deja de tener clics, los algoritmos la penalizan
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