Los escasos resultados de la cumbre Unión Europea (UE)-China en Pekín el 7 de diciembre muestran los límites de la contradictoria estrategia europea hacia China, a la que define al mismo tiempo como "socio" y "rival sistémico". La cumbre también ejemplifica el irrealismo de la pretensión de la UE de cambiar la política interna y exterior de una gran potencia como China, cuando no es capaz ni siquiera de conseguirlo con débiles países africanos al borde de la quiebra o con alguno de sus propios miembros, como Hungría. El alineamiento de la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, con los objetivos de Estados Unidos sobre China, a la que considera una amenaza para la hegemonía norteamericana, hace perder de vista los intereses propios de la UE y la forma más eficaz de defenderlos.
En clave europea
Irrealismo europeo ante China
Un militar chino monta guardia ante la embajada de la UE en Pekín. /
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