La peor sequía de la historia no es culpa del Govern, pero es innegable que los sucesivos responsables de la Generalitat no han hecho los deberes. Muy poco se ha avanzado desde que el tripartito de izquierdas presidido por José Montilla construyó la desaladora de El Prat, inaugurada en 2009. Sin ella hace semanas que ya tendríamos restricciones en el área metropolitana. En 2010 ganó las elecciones Artur Mas y, dos años más tarde, empezó el 'procés'. Desde entonces, la política catalana, en lugar de centrarse en mejorar el bienestar de los ciudadanos, tomó la ruta de la hinchazón soberanista que nos llevó al desastre de 2017. Aunque lo peor ya ha pasado, Catalunya ha salido muy tocada y afronta ahora mismo un momento crítico en medioambiente, educación e infraestructuras con un Govern débil, un president carente de liderazgo y que solo cuenta con 33 de un total de 135 diputados. Llama la atención que mientras Pere Aragonès reclama contribuir menos a la solidaridad interterritorial desempolvando el tóxico discurso de las balanzas fiscales, exige a los gobiernos de las otras comunidades que nos cedan su agua sobrante. La idea no entusiasma en ningún sitio.
Triple crisis Opinión Basado en interpretaciones y juicios del autor sobre hechos, datos y eventos
Catalunya, ¿elecciones?
Afrontamos un momento crítico en medioambiente, educación e infraestructuras con un Govern débil, un president carente de liderazgo y que solo cuenta con 33 de un total de 135 diputados
El Govern, reunido este martes /
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