El dolor físico es una sensación tan insoportable como poderosa. Quien lo ha padecido, en algún momento de su vida y por la razón que sea, de manera constante o puntual pero insufrible, sabe, además, que puede llegar a eclipsar, hasta hacerlas desaparecer, el resto de emociones que mueven nuestro cuerpo y conmueven nuestra mente. Tanto es así que antes de que, a principios de los años cincuenta del siglo pasado, se descubriera el primer fármaco antipsicótico, la clorpromazina, a los pacientes psiquiátricos se les solía abrir un absceso en el muslo.
Opinión Basado en interpretaciones y juicios del autor sobre hechos, datos y eventos
Lo raro es vivir
Uno de los efectos más dañinos de mi tendencia a acumular preocupaciones en muchos casos ajenas, asuntos que yo convierto en propios, es mi incapacidad para disfrutar del aquí y del ahora
La escritora Carmen Martín Gaite.
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