Llegar a lo más alto puede ser un regalo envenenado para las mujeres cuyas organizaciones -empresas, partidos políticos o clubes- atraviesan momentos críticos, casi siempre provocados por hombres. Si no, que se lo pregunten a Elena Fort, vicepresidenta institucional del FC Barcelona, responsable del Espai Barça y buen ejemplo de cuando el marrón se lo tienen que comer ellas. Fort ha sido la elegida por el club para responder a este diario de las acusaciones de explotación laboral vertidas por los trabajadores de las obras del Camp Nou. Ella debió pensárselo bien antes de dar la cara por el club y por su presidente, Joan Laporta, al que EL PERIÓDICO quiso entrevistar, sin éxito. Afirmar que «no tenemos 2.000 trabajadores durmiendo en la calle, eso es que la cosas funcionan» o que suplantar la identidad de un trabajador es una «irregularidad leve» no la deja en muy buen lugar.
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Cuando el liderazgo femenino es una trampa
La vicepresidenta Elena Fort, durante su intervención. /
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