Existe en la política española una pulsión a darle la razón a Jordi Pujol, que hizo de la asociación a Catalunya de su figura y su partido un pilar de su hegemonía política. Catalunya era Pujol, Pujol era Convergència y, por tanto, Convergència era Catalunya en una suerte de santa Trinidad que aspiraba a silogismo aristotélico. Negociar con Convergència era negociar con Catalunya, y así se lo tomaron tanto el PP de José María Aznar en el pacto del Majestic como el PSOE de José Luis Rodríguez Zapatero en la negociación final del Estatut.
Décima avenida Opinión Basado en interpretaciones y juicios del autor sobre hechos, datos y eventos
El día siguiente de la investidura
Una medida como la amnistía debería haberse madurado durante la legislatura, como los indultos y la reforma de la sedición
JUNTS
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