Siempre pulsan mi timbre. Siempre (o casi). Por el método de prueba y error, supongo, el carrusel de gentes que utiliza el telefonillo de la finca intuye o sabe que acostumbro a estar en casa, como Batman en la baticueva. El cartero, viejo conocido; los mensajeros, el repartidor extraviado de Glovo, el vecino que se ha olvidado las llaves del portal, el técnico del ascensor, el correo comercial.
La espiral de la libreta Opinión Basado en interpretaciones y juicios del autor sobre hechos, datos y eventos
La vieja costumbre de conversar con extraños
Sobre las virtudes y azares que deparan los vínculos débiles
Un detalle de la reunión entre Puigdemont y Santos Cerdán
Charla ascensor
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