El desliz Opinión Basado en interpretaciones y juicios del autor sobre hechos, datos y eventos

No me estás ayudando

¿Cómo manipular la ropa sucia y hacer la colada para evitar infecciones?

Le digo a mi hijo que descuelgue toda la ropa seca y dé la vuelta a los 21 pares de calcetines que incluye, una tarea por la que siento una tirria especial por la enorme cantidad de tiempo que consume. «Ya está. No te quejarás, hoy te he ayudado mucho», me suelta muy ufano al terminar. Sabe que el verbo ‘ayudar’ está prohibido en este contexto, pero como el feminismo es una carrera de fondo le vuelvo a explicar que no todas las faenas que contribuyen a nuestro bienestar como tribu son problema mío por ley. En una familia, sus miembros colaboran, participan, arriman el hombro, cooperan, se reparten las labores y funciones conforme a sus capacidades. No me estás ayudando a mí, sino a ti mismo, que necesitas calcetines limpios. Aprovecho para contarles a él y a su hermana que las mujeres de Islandia hicieron el martes un huelga de sus trabajos remunerados y de los no remunerados, o sea, los de cuidadoras principales del hogar, en protesta por la brecha salarial y la violencia machista. «Pero… ¿y quién se encargó de sus bebés», preguntaron asustados. Algunos tendrán padres y abuelos, de los otros se tendrá que ocupar la autoridad competente. Es broma, hay servicios mínimos de amor para los bebés. Nadie en su sano juicio se los dejaría a los reyes del escaqueo, los políticos, instalados en la comodidad del mito del ama de casa y la 'superwoman', base de un sistema económico tan periclitado como rentable para los de siempre. Las islandesas solo quieren lo mismo que los islandeses, un poco de respeto en la nómina y en la vida. Pero la igualdad tiene un precio que siempre da pereza pagar.