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Rufián y el Cid Campeador

Gabriel Rufián. / JUAN CARLOS HIDALGO / EFE

Corre el año 1072 y Zamora trata de sobrevivir a un cerco de más de siete meses. Fuera de las murallas, Vellido Dolfos acaba de asesinar al monarca Sancho II de Castilla, después de ganarse su confianza. El Cid le persigue, pero el noble leonés consigue colarse por una abertura del recinto amurallado. Su magnicidio libera la ciudad del asedio del rey, hermano de doña Urraca, heredera de la plaza. En los años 50 del pasado siglo, se descubrió una puerta en el lienzo del Castillo de Zamora y, atendiendo a la leyenda, se le denominó ‘Portillo de la Traición’. Hasta que, en 2009, el ayuntamiento de la ciudad cambió su nombre por ‘Portillo de la Lealtad’, invirtiendo así el punto de vista de la historia: de la mirada castellana a la zamorana