Caso Rubiales

De la desigualdad al #MeToo en solo una semana

Alexia, Jenni Hermoso e Irene Paredes durante la celebración de la victoria en el Mundial de Australia / Reuters

Hace solo una semana las futbolistas españolas hacían historia al ganar el Mundial de Australia, el evento que se convirtió en fenómeno con récords de audiencia, de asistencia a los partidos, de inversión publicitaria y patrocinio. Un paso de gigante universal para la igualdad en el deporte. Y como todo Mundial, ese minuto de oro, ese “el mundo me mira” que da pie a las revoluciones. La selección norteamericana, encabezada por Megan Rapinoe, aprovechó en su momento su triunfo en el Mundial para reclamar no, exigir públicamente la igualdad salarial con la equipación de los hombres, que, por cierto, tampoco abrieron mucho la boca entonces. La selección australiana, anfitriona en este Mundial de 2023, ha aprovechado el altavoz para reclamar inversión pública en formación y menos desigualdad, y ha logrado que su gobierno se comprometa a inyectar 200 millones de dólares en mejoras en el fútbol femenino y la AFLW, su liga deportiva, también salvará la brecha de género que las separaba de los hombres en los premios económicos, que eran cuatro veces superiores si el equipo ganador de un torneo es masculino.