En Ripoll yace el cuerpo de Guifré el Pilós (Wifredo el Velloso), fundador de la dinastía condal de Barcelona. Guifré nació a mediados del siglo IX, y en el relato fundacional que le acompaña se mezclan historia y leyenda, pero para el caso nos vale. Ripoll siempre ha sido, para el nacionalismo catalán, cuna de una patria que encuentra en la portalada del magnífico monasterio de Santa Maria su simbolismo más acabado. He aquí la razón por la cual todo cuanto sucede allí tiene un impacto singular en una parte importante de la sociedad catalana. A menos de 25 kilómetros de Ripoll hay pueblos como Manlleu u Olot, que le doblan o le triplican en población, pero ninguno de ellos, ni siquiera Vic, le hace sombra en cuanto a representar las esencias de una patria purificada de cualquier excrecencia ajena. No creo que el imam Es-Satty escogiera Ripoll por su historia para llevar a cabo sus tropelías diabólicas. Todo indica que llegó porque sabía de la existencia de unos jóvenes de origen marroquí radicalizados por un relato de la guerra de Irak tan manoseado como el de Guifré del Pilós. Pero Sílvia Orriols, la nueva alcaldesa, sí sabe de historia o, mejor dicho, de cómo manipularla para conseguir una Catalunya independiente y libre de inmigrantes.
Atentados del 17A Opinión Basado en interpretaciones y juicios del autor sobre hechos, datos y eventos
El laboratorio identitario de Ripoll
Dos mujeres musulmanas, delante del monasterio de Ripoll. /
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