Elecciones 23J Opinión Basado en interpretaciones y juicios del autor sobre hechos, datos y eventos

'Benvolgut president (Puigdemont)'

Sánchez se juega mucho en este trance. Usted se lo juega todo. Si me volviera a preguntar cómo veo las cosas, como hizo hace seis años, le volvería a recomendar que no se deje llevar por las soflamas de algunos

Puigdemont avisa a Sánchez que no cederá a ningún chantaje político

Nunca olvidé el encuentro que tuve con usted, a principios de septiembre de 2017, pocos días antes de las fatídicas jornadas del 6 y 7 en las que el Parlament de Catalunya decidió tirar por el camino de en medio, amparado por un artilugio jurídico esperpéntico, aquel célebre ‘de la ley a la ley’. Durante aquel encuentro, en el que participamos algunas personas con cierta experiencia internacional, usted nos anticipó la decisión y nos preguntó cómo iba a ser recibida la idea en Europa. Eran tiempos de exaltación y de aquellos miedos atávicos, muy nuestros, a ser tildado de 'botifler', con lo que la mayoría le animaron a seguir adelante. Solo unos cuantos le recordamos que la llamada vía unilateral era contraria a los fundamentos de la Unión Europea. Por razones de mi trabajo profesional, yo había recorrido durante siete años los pasillos de la Comisión, del Consejo y del Parlamento, y la idea que usted nos expuso me pareció una barbaridad. Se van a estrellar contra un muro porque Bruselas es el imperio de la ley, le respondí. Añadí que el derecho a decidir de Catalunya había generado algunas simpatías (según cómo se concretase), pero que pasarse la Constitución por el forro no iba a suscitar adhesiones. Le recuerdo escuchando mis argumentos con un interés que no me pareció fingido. Al despedirnos me preguntó, con un fondo de angustia, ¿qué crees que van a hacer? (el Estado). Lo que sea necesario, le contesté. ¿Por qué no aplaza la decisión? Me atreví a sugerir, ante lo que se nos venía encima. La gente nunca lo aceptaría, fueron sus últimas palabras.