Paradójicamente el 23J concluyó con la amarga victoria de Alberto Núñez Feijóo, que no podrá gobernar, y la dulce derrota de Pedro Sánchez, que sí podría hacerlo. Un resultado contra pronóstico, especialmente contra los resultados de la mayoría de las empresas demoscópicas, que dieron por muerto al presidente del Gobierno y minusvaloraron la movilización de las izquierdas, especialmente del voto al PSOE, que se estaba produciendo en los últimos días. Pero, a la vista del escrutinio electoral, ni Feijóo tenía el camino expedito hacia la Moncloa ni Sánchez estaba amortizado. Tampoco el antisanchismo era un fenómeno tan generalizado, de hecho hay casi el mismo número de españoles que querían derogarlo que los que quieren que perdure. La España polarizada, sí, pero también el fracaso de las derechas que iniciaron ya en plena pandemia su acoso y derribo al Gobierno de izquierdas y a su presidente.
Elecciones 23J Opinión Basado en interpretaciones y juicios del autor sobre hechos, datos y eventos
Amarga victoria/dulce derrota
La clave del resultado se asienta en saber qué hará Junts. Si forzará la repetición electoral —¿para qué?— o apoyará al PSOE, que necesita sus votos o su abstención para seguir en el Gobierno
Gritos de Ayuso, Ayuso, Ayuso durante el discurso de Feijóo /
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