Los pactos locales no pasan factura, no pactar, sí

Los pactos son un mal menor por muy estrambóticos que parezcan en el primer minuto y además son imprescindibles mientras no se garantice la gobernación local con mayorías bonificadas para la lista ganadora

El líder del PSC, Salvador Illa, con el presidente de Junts en el Parlament, Albert Batet, en un acto / DAVID ZORRAKINO / EUROPA PRESS

El balance final de la distribución del poder local no puede ser más nítido. El PSC ha sido el gran triunfador, basculando entre unos y otros para ocupar una centralidad que deja en ridículo la tradicional voluntad de los partidos independentistas para aislarlo en la política catalana. Ciertamente, el partido de Salvador Illa asumió un riesgo notable al blanquear al PP de los pactos con Vox para ganar la alcaldía barcelonesa, pero la maniobra les salió redonda. Los Comunes almorzaron sapo un día y el mal sabor de boca les duró hasta que se vieron gobernando la Diputación barcelonesa, acertando en esta ocasión con el socio ganador, a diferencia de hace cuatro años.