Es el título poético y evocador, de tintes lorquianos, misterioso por lo que dice y no dice, de una melodía escrita a los nueve años e interpretada con la gracia soberana del compositor por Narciso Yepes. Un hombre menudo, calvo, con aspecto de contable del Banco Hispanoamericano, al que sólo le faltaban la visera y los manguitos, y que sin embargo era capaz, vestido de frac su cuerpo breve y apologético, sobre un escenario desnudo, de extasiar a un país entero y contenido como Japón.
Le Fumoir Opinión Basado en interpretaciones y juicios del autor sobre hechos, datos y eventos
Romance anónimo
Yepes parece estar contándonos un secreto, que es suyo y no sabíamos que también era nuestro
Narciso Yepes
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