En muchos museos del mundo, desde los más visitados a los más humildes, suele haber un servicio de bar o restaurante. El visitante necesita relajarse después del choque que le ha producido el contacto directo con la belleza. Poca broma. Es necesaria una reconstrucción física después de probar la magnitud artística. En elBulli1846, el museo recién inaugurado en Cala Montjoi, no hay bar ni restaurante. Un dispensador de agua, eso sí. Es suficiente. Porque en este museo "se come conocimiento", que es el lema elegido por Ferran Adrià y su equipo a la hora de bautizar la culminación de lo que fue El Bulli. Una culminación que tiene el doble sentido que le otorga el diccionario. Alcanzar el punto más alto y acabar satisfactoriamente.
Limón & vinagre Opinión Basado en interpretaciones y juicios del autor sobre hechos, datos y eventos
Ferran Adrià: del minigolf al museo
La historia termina satisfactoriamente porque existe la voluntad de pervivir, de traspasar la densa cortina del olvido
Ferran Adrià. /
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