Una parte nada despreciable de las causas del ascenso del fascismo (con sus múltiples caras) es el cultivo constante del exabrupto y el improperio. También de la banalidad, sabedores como son de que se dirigen a una parte de la población que no quiere escuchar las variables del gris, sino la contundencia del blanco o del negro. De hecho, uno de los problemas es que todos los demás también estamos pendientes de la astracanada, porque ya damos por supuesto que el fascismo es, en buena parte (por el discurso y por quienes lo pronuncian) un tipo de "friquismo".
Gárgolas Opinión Basado en interpretaciones y juicios del autor sobre hechos, datos y eventos
Estrambóticos firmando decretos
Todas las muecas de desprecio o de asombro se vuelven rictus atemorizados cuando el fascismo llega al poder
Vicente Barrera (a la izquierda de la imagen), junto a Flores y Gil Lázaro.
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