El Barça nos depara sorpresas y duelos, pues nada humano le es ajeno, y por eso se producen despedidas e ingresos que afectan por un rato o para siempre a los que queremos a este equipo y no nos importan los otros. A veces pienso, francamente, que no soy aficionado al fútbol, sino que soy aficionado al Barça, que son sus desmejorías o sus triunfos los que de veras marcan la tristeza que me produce la derrota o la alegría que proviene de sus goles. Naturalmente, la vida me ha depurado, de modo que ahora, al contrario de cuando era un muchacho que sollozaba ante los desastres, en mi época de mayor madurez futbolera he adquirido la costumbre de razonar. De modo que ahora entiendo cuando pierde el Barcelona y soy capaz de explicarme por qué los otros son mejores.
GOLPE FRANCO
Jordi Alba y los herederos
Jordi Alba /
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