Opinión Basado en interpretaciones y juicios del autor sobre hechos, datos y eventos

Incoherencia e historias de superación

Para no llevarme disgustos, prefiero prestar atención a noticias bonitas como el hallazgo de cuatro niños perdidos durante cuarenta días en la selva colombiana

Soldados del Ejército colombiano atienden a los menores hallados en la selva tras 40 días perdidos. / FUERZAS ARMADAS DE COLOMBIA / REUTERS

Hay cosas que molestan por su falta de coherencia. En España hay libertad de expresión y, en principio, todas las personas son respetables aunque no todas las ideas lo sean, como las que defienden el racismo. A veces, también hay dudas sobre las personas cuando no son coherentes. Viene esto a cuento del señor Agustín Santos, hasta ahora embajador representante permanente de España ante la Naciones Unidas en Nueva York, que bajo el seudónimo de 'Gustavo Buster' lleva, al parecer, varios años criticando al país que le ha nombrado para que le represente y para que defienda sus intereses con comentarios como que aquí hay “presos políticos” y poniendo a caldo la Constitución y la Monarquía, mientras defiende la “autodeterminación” (?) de Catalunya. Aquí hay una flagrante contradicción: el señor Santos puede tener las ideas que quiera, faltaría más, pero mientras ocupe el cargo de embajador de España debería abstenerse de criticarla cuando su trabajo, ese por el que le pagamos un sueldo todos los meses, consiste, precisamente, en representar y defender al Reino de España. En mi opinión hubiera debido dimitir, primero, y luego decir lo que quisiera. Sé que aquí no dimite ni la ministra del 'sí es sí', pero en un país normal cabría exigir responsabilidades a quién lo propuso y a quién o quiénes le mantuvieron luego en su cargo. Si lo sabían, por complicidad, y si lo ignoraban, por incompetencia. Y a partir de ahora, como segundo de la lista de Yolanda Díaz por Madrid en las próximas elecciones, que diga lo que le de la gana incluyendo esa otra contradicción consistente en llamarse izquierdista y no defender la igualdad entre los españoles sino los chiringuitos elitistas identitarios. Y que le vote quién quiera. No critico sus ideas, aunque no me gustan, sino su expresión pública (aunque sea con seudónimo) siendo embajador de España.