APUNTE

La culminación por la vía menos guardiolista

Guardiola sonríe con el trofeo de la Champions en sus manos durante la celebración del City / Franck Fife / AFP

La última vez que Pep Guardiola pudo apoyarse la Champions sobre la cabeza fue en la temporada 2010-2011 tras una exhibición futbolística en Wembley ante el United. Un bellezón de partido aquel (3-1). No se puede decir lo mismo de la representación de Estambul. Faltó el componente artístico en la final que encumbró de nuevo como se merece a Guardiola, personaje referencial en la evolución del fútbol mundial. Aún no es el técnico con más orejonas -honores para Ancelotti- pero es indudablemente un reto a su alcance a la vista del potencial recorrido de este Manchester City.