No es de extrañar que muchos inversores particulares se vuelquen en la deuda pública. Esta misma semana, la subasta de letras del Tesoro a 12 meses ha rozado ya el 3,5% de rentabilidad. Los títulos públicos a corto plazo arrojan una retribución atractiva y, en principio sin riesgo, a no ser que se desboque más la inflación. Y muy por encima de las cuentas y depósitos de los bancos.