Es difícil ganar unas elecciones cuando se desprecia a los potenciales electores. Es lo que le sucede a cierta izquierda, que a base de cinturones sanitarios va reduciendo su campo de acción: cinturón sanitario a racistas, a fascistas, a machistas, a las feministas clásicas, a las escisiones de otras izquierdas... Al final, el cinturón sanitario se lo están haciendo los electores a esa cierta izquierda que acaba representándose casi tan solo a sí misma: universitarios y otros profesionales liberales, con ingresos por encima de la media del país, nivel de estudios alto y, por supuesto, muy concienciados con todo tipo de causas excepto, ay, la de la clase obrera. Porque eso de la clase obrera no solo suena anticuado y a luchas superadas, sino que, doble ay, resulta que los obreros les han salido racistas, fascistas y machistas.
Décima Avenida Opinión Basado en interpretaciones y juicios del autor sobre hechos, datos y eventos
La izquierda que desprecia a la gente
Saber por qué el Gobierno de coalición genera tanto rechazo pese a su hoja de servicios requiere un ejercicio de autocrítica más sofisticado que pensar que media España se ha vuelto machista, racista y fascista
Pedro Sánchez Yolanda Díaz /
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