NEWSLETTER Opinión Basado en interpretaciones y juicios del autor sobre hechos, datos y eventos

El necesario, en parte, retorno del bipartidismo

Pedro Sánchez, antes del debate electoral de Atresmedia / JOSÉ LUIS ROCA

Ciudadanos no presentará a las elecciones del 23-JUn vicepresidente de Baleares pide que Podemos se disuelvaLa CUP se plantea no acudir a los comicios del Congreso. En la primera mitad de la pasada década vimos el florecimiento de una serie de partidos alentados por las facilidades de la tecnología digital que exigía menos dinero para salir a la palestra y estimulados por representar a las víctimas de la crisis financiera del 2008, principalmente las clases medias empobrecidas que tuvieron la sensación de que "el sistema" (político) no les protegía sino que era aliado de los poderes financieros. Con poco dinero, sin necesidad de crear estructuras territoriales, en base a hiperliderazgos mediáticos y con grandes carencias de democracia interna, estas formaciones rompieron el bipartidismo lo cual provocó dos repeticiones electorales y una etapa de inestabilidad institucional sin precedentes. En Catalunya, por ejemplo, Ciudadanos ganó las elecciones sin ni siquiera intentar formar gobierno y la CUP descabezó a CiU, lo cual abrió el camino para su refundación en esta Junts de hoy que tiene más de CUP que de Unió. Es una lástima que esta historia acabe tan mal como la de Ciudadanos. A España le convendría una formación bisagra de tinte liberal, pero eso no tiene nada que ver con un grupo de amigachos que cenan en la plaza Real o que se divierten en las noches de Madrid con el dinero de otros. A España le convendría un sistema de partidos que exprese la diversidad social y cultural permeable a nuevos intereses o ideologías. A España le convendría que el bipartidismo no fuera sinónimo de impunidad con la corrupción. Pero Ciudadanos, Podemos o la CUP no han arraigado porque han confundido las nuevas narrativas digitales con la frivolidad y con el postureo. Han jugado con las ilusiones de miles de votantes para acabar enredados con lo peor de la política cuando su tiñe de narcisismo. Una irresponsabilidad de principio a fin.