El fraude electoral es una tradición muy nuestra, tan nuestra que me resisto a llamarle 'fraude'. Ya hace más de un siglo llegó hasta el Congreso el escándalo de votantes que, según se averiguó, llevaban tiempo muertos. Julio Camba, entonces cronista parlamentario, defendió en un artículo en 'España Nueva' el derecho a voto de los muertos, pues aseguraba –y razón tenía– que son quienes votan con más independencia, puesto que a un muerto no se le puede comprar. Además –añadía–, que un muerto se moleste en levantarse de buena mañana un día de elecciones para ir a depositar su voto, es toda una lección de civismo y de democracia.
28M Opinión Basado en interpretaciones y juicios del autor sobre hechos, datos y eventos
Mi voto vale dos cañas, hagan juego
Hay que desdramatizar la compraventa de papeletas. Al fin y al cabo, el político que entrega dinero a cambio de una ya da mucho más que la mayoría de candidatos
Fraude electoral
Temas
Lo más visto
- La FGE sustituye a la fiscal de Madrid por el fiscal superior de Extremadura en la querella de la pareja de Ayuso contra dos fiscales en su caso de fraude
- Este domingo puedes visitar el bosque del Prat que solo abre 10 veces al año
- Cómo ver el concierto gratuito de Madonna en Copacabana
- Muere Carola Miró, la esposa del expresidente de la Generalitat Quim Torra
- Un muerto en un tiroteo al lado de la parada de metro de Maresme-Fòrum de Barcelona